Adictos
Sexuales
Anónimos

Argentina

¿Qué es ASA?

Adictos Sexuales Anónimos es una comunidad de hombres y mujeres que buscan superar su adicción sexual y ayudar a otros a recuperarse.

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¿Qué es la adicción sexual?

La adicción sexual puede implicar una amplia variedad de prácticas. Sexo pago, sexo anónimo, sexo sin protección, sexo virtual, pornografía, masturbación compulsiva son algunas de estas conductas.

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¿Soy un adicto sexual?

Si tienes dudas puedes completar un cuestionario de auto evaluación haciendo click aquí.

¿Cómo nos recuperamos?

  • Reuniones.

    Son la parte más fundamental de ASA. En nuestras reuniones leemos literatura de ASA, compartimos nuestras experiencias y nos conecntramos en cómo funciona y cómo podemos aplicar el programa de ASA en nuestras vidas.

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  • Los doce pasos.

    ASA se basa en los doce pasos de Alcohólicos Anónimos. Si podemos enfrentar nuestros problemas honestamente y estamos dispuestos a cambiar, a través de la práctica de estos pasos logramos que ocurra un cambio funcamental en nuestra vida.

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  • Herramientas.

    Hemos descubierto que al mantenernos receptivos a utilizar las herramientas de ASA somos guiados hacia un modo de vida mucho más gratificante y sereno que el que teníamos antes.

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  • Literatura.

    La literatura funciona como tener un programa móvil. Va donde sea y reforzará las ideas que escuchas en las reuniones. Lee la literatura aún cuando no tengas ganas. ¡Realmente ayuda!

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Nuestro programa

Los Doce Pasos de ASA

Asistir a las juntas de ASA es el inicio de una nueva forma de vida. Y aunque la confraternidad de ASA nos apoya en nuestra recuperación, el trabajo real de la recuperación se describe en los Doce Pasos. Las juntas son foros de aprendizaje acerca de cómo integrar los pasos a nuestras vidas. Llevar a cabo los Doce Pasos nos lleva a una transformación espiritual que resulta en un alivio sostenible de nuestra adicción.

Cuando empezamos a ir a las juntas de Adictos Sexuales Anónimos, a muchos de nosotros nos asombra conocer personas que disfrutan la vida, libres de las conductas dolorosas y compulsivas que inicialmente los trajo a ASA. Cuando escuchamos a los otros miembros hablar acerca de su recuperación, gradualmente nos damos cuenta de que para poder tener el mismo tipo de avance, necesitamos estar dispuestos a hacer lo que sea necesario para poder lograr la abstinencia sexual, y mantener esa abstinencia. Hemos aprendido de la experiencia que no podemos lograr y mantener la abstinencia si no estamos dispuestos a cambiar nuestra forma de vida. Pero, si podemos enfrentar con sinceridad nuestros problemas y estamos dispuestos a cambiar, los Doce Pasos de ASA nos llevarán a un despertar que nos permite vivir una nueva forma de vida de acuerdo a principios espirituales. Dar estos pasos permite que ocurra un cambio fundamental y sea sostenido en nuestras vidas. Son la base de nuestra recuperación.

Los Doce Pasos de Adictos Sexuales Anónimos

  1. Admitimos que éramos impotentes ante nuestro comportamiento sexual adictivo, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables
  2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.
  3. Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros concebimos a Dios.
  4. Sin temor, hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
  5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.
  6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter.
  7. Humildemente pedimos a Dios que nos liberase de nuestros defectos.
  8. Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.
  9. Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.
  10. Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.
  11. Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios como nosotros concebimos a Dios, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.
  12. Habiendo obtenido un despertar espiritual como el resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a otros adictos al sexo y de practicar estos principios en nuestras vidas.

Estos pasos son la parte central del programa. Contienen una profundidad que no nos hubiéramos podido imaginar cuando iniciamos el programa. Conforme los llevamos a cabo, experimentamos una transformación espiritual. Con el tiempo, establecemos una relación con un Poder mayor a nosotros, llegando cada uno de nosotros a un entendimiento personal del Poder Superior. Aunque los pasos utilizan la palabra “Dios” para referirse a este Poder, ASA no está afiliado a ninguna religión, credo o dogma. El programa ofrece una solución espiritual a nuestra adicción, sin requerir que se siga una creencia o principios específicos. El camino es lo suficientemente amplio para dar cabida a todos los que deseen caminar por él.

No existe una forma correcta o aprobada por ASA para cumplir con los Doce Pasos. La mayoría de nosotros aprendimos de nuestros patrocinadores cómo llevar a cabo los pasos. Muchos de nosotros también obtuvimos una nueva perspectiva de los libros o hemos adaptado métodos de otros programas de doce pasos. En este libro le sugerimos ideas de cómo llevar a cabo cada paso, basado en los enfoques que han funcionado para muchos de nosotros. Cada paso representa una acción importante, y cada acción está relacionada a los otros pasos, en un proceso que establece nuestra nueva vida en recuperación sobre principios espirituales. Los pasos son enumerados porque sirven para trazar el curso de nuestro avance espiritual. Llevamos a cabo los pasos en orden, debido a que cada paso establece una base para los pasos siguientes. La acción de los pasos a menudo requiere que se completen ciertas tareas, tal como escribir listas, que requieren un examen honesto de nosotros mismos y de nuestra forma de vida. Cada acción también se desarrolla dentro de nosotros mismos, conforme vamos soltando gradualmente viejas formas de pensar y establecemos un contacto consciente con nuestro Poder Superior.

No podemos llevar a cabo ningún paso si nos aislamos. Llevamos a cabo los pasos con alguien que comprenda nuestros problemas y le importe nuestra recuperación, de preferencia un patrocinador. Un patrocinador nos ayudará a prepararnos para cada paso, nos guiará y dará sugerencias y nos escuchará cuando compartimos las experiencias y comprensión que obtengamos.

Sin embargo, los pasos son más que una serie de ejercicios. Ofrecen los principios básicos para la vida. Muchos de nosotros diariamente encontramos oportunidades para aplicar uno o más de los pasos en las dificultades que se nos presentan en nuestras vidas. Con el tiempo, los principios espirituales en los pasos se integran a nuestros pensamientos, sentimientos y conductas. Nos damos cuenta de que no solamente estamos llevando a cabo los pasos – sino que los estamos viviendo.

Nuestra adicción

Antes de venir a Adictos Sexuales Anónimos, muchos de nosotros no sabíamos que nuestro problema tenía un nombre. Lo único que sabíamos era que no podíamos controlar nuestra conducta sexual. Para nosotros, las relaciones sexuales eran una forma de vida absorbente. Aunque los detalles de nuestras historias eran diferentes, nuestro problema era el mismo. Éramos adictos a las conductas sexuales a las cuales regresábamos una y otra vez, a pesar de las consecuencias.

La adicción sexual es una enfermedad que afecta la mente, el cuerpo y el espíritu. Es progresiva, y la conducta y sus consecuencias generalmente son más serias conforme pasa el tiempo. Se presenta como una compulsión, la cual es un deseo más fuerte de lo que puede resistir nuestra voluntad, y como una obsesión, la cual es una preocupación mental con conductas y fantasías sexuales. En ASA, llamamos a nuestra conducta sexual adictiva la actuación o actuar.

La actuación alteraba nuestros sentimientos y conciencia, y este estado alterado nos parecía muy deseable. La obsesión y los rituales que llevaban al acto sexual en sí eran parte de la “sensación de satisfacción.” Constantemente buscábamos esta sensación de satisfacción, prefiriéndola sobre muchas otras actividades y sintiendo nuestras compulsiones con mayor fuerza que nuestras necesidades básicas de comer, beber, dormir o estar a salvo. Estos deseos compulsivos eran irresistibles, constantes e insaciables. Eran como alarmas que se activaban en nuestras mentes y hacían que fuera difícil concentrarse en algo distinto. Cuando queríamos actuar, no se acababa el impulso. Ni nos sentíamos satisfechos cuando lográbamos nuestro “remedio.” En lugar de eso, entre mayor era la actuación sexual, mayores deseos teníamos de actuar. Perdimos más y más de nuestras vidas a nuestra adicción, lo cual nos costaba tiempo, dinero, relaciones, nuestra salud, trabajo y hasta nuestra libertad. Las consecuencias de nuestra adicción no nos hacían detenernos ni limitaban nuestra actuación. Entre más tratábamos de controlar nuestra conducta, más se deterioraba. Éramos incapaces de detenernos por nosotros mismos y las súplicas o amenazas de las personas en nuestro derredor no nos ayudaron a dejarlo tampoco.

Actuábamos de muchas formas distintas. En algunas ocasiones teníamos problemas con una conducta no deseada; en otras con muchas de ellas. Luchamos contra la promiscuidad; las relaciones sexuales anónimas; la masturbación compulsiva; las relaciones destructivas; las obsesiones románticas; el uso compulsivo de la pornografía, incluyendo la del Internet; el sexo cibernético; las infidelidades; tener fantasías compulsivas; temor excesivo de las relaciones sexuales o evitarlas; la prostitución o el uso de prostitutas; vestir como el género opuesto de forma compulsiva; las relaciones sexuales por teléfono; voyeurismo; exhibicionismo; tener relaciones sexuales en lugares públicos; tocamientos inapropiados; asalto sexual o tocamientos; bestialidad; u otras conductas que representaban un riesgo para nosotros mismos – físico, legal, emocional o espiritual – y peligro para otras personas. Éstos son solamente algunos ejemplos de la actuación; existen muchos más. Lo que tienen en común todas estas conductas para nosotros los adictos sexuales es que las practicábamos de una forma compulsiva, nuestra voluntad no era suficiente ante ellas y tenían un efecto negativo y doloroso. No importaba si otras personas parecían poder tener estas conductas sin ningún efecto adverso. Nosotros no podíamos tenerlas sin consecuencias.

A través del tiempo nos hemos dado cuenta de ciertas características de nuestras vidas como adictos sexuales. Aunque ninguno de nosotros encaja perfectamente en el perfil, todos podemos identificarnos con algunos de los siguientes rasgos. Escogíamos las relaciones sexuales y la obsesión romántica por sobre aquellas cosas que más atesoramos – incluyendo los amigos, la familia y el desempeño profesional. Nuestras mentes se llenaban de pensamientos sexuales, fantasías románticas y planes para seducir, y distorsionaban nuestro pensamiento. Las relaciones sexuales se convirtieron en la forma de escapar de nuestros sentimientos y responsabilidades. Repetíamos nuestras conductas sexuales aunque sabíamos que nos causarían daño a nosotros mismos y a otras personas. Intentamos detener la conducta, pero no funcionaron nuestros intentos. Una gran parte de nuestro tiempo se nos iba en ser sexuales o en manejar las crisis y los problemas que surgían debido a nuestra conducta sexual. Violábamos nuestros propios valores, y las relaciones sexuales se convertían en el principal indicador de lo que era importante. Nuestras decisiones sexuales nos generaban miedo y desesperación. Nuestras vidas se llenaban de engaños para poder ocultar nuestra conducta. Nos quedábamos aislados y solos. Nos sentíamos con un vacío espiritual.

Libro Verde, Capítulo 1. Leer más →

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